Una de las últimas aportaciones de los expertos en ecología es la de los techos verdes, un paso más para la instalación de espacios naturales aprovechando cualquier superficie disponible. Estas recreaciones de jardines implican un mantenimiento mínimo, si estás bien diseñadas, y proporcionan múltiples ventajas medioambientales.
En principio, crear un techo verde no es una tarea complicada siempre que se tengan en cuenta ciertas claves. Lo primero que tienes que comprobar es la resistencia de la zona en la que lo vas a instalar. Ten en cuenta que el peso mínimo a soportar será de entre 60 y 150 kilos por metro cuadrado. Ante la menor duda, consulta a un experto.
Igual de importante es proporcionar al techo verde una inclinación adecuada, entre 2 grados de mímino y 10 como tope. Para ángulos superiores, necesitarás asesoramiento profesional o corres el riesgo de que tu plantación acabe desmoronándose.
El tercer pilar es el drenaje. Debes asegurarte de que el agua sobrante, sobre todo si vives en zonas lluviosas o de tormentas, tiene siempre una fácil salida. Este será uno de los pasos claves de la instalación.
Básicamente, para construir tú mismo un techo verde tienes que seguir tres pasos: poner una capa impermeable, elegir el sustrato adecuado y sembrar. El material que se usa para impermeabilizar los estanques es perfecto para los techos verdes. Respecto al suelo, mejor uno que no sea muy rico en nutrientes, para controlar el crecimiento vegetal. Y, la mejor opción son las especies autóctonas, para crear espacios donde se desarrolle la biodiversidad local.
