El ficus es una de esas plantas que por su versatilidad y fácil cuidado se haya prense en la casas de todos los rincones del país. Se trata de una especie de origen tropical, pero que adapta muy bien climatologías templadas, como es el caso de un país mediterráneo. Además, como hay numerosas variantes es igualmente decorativo en diferentes ambientes.
Una de las claves para que un ficus crezca y se desarrolle sin problemas es que acertemos a la hora de podarlo. Hay básicamente dos objetivos que se cubren con esta técnica, uno meramente estético y otro que tiene que ver con el saneamiento y refuerzo que supone para la planta quitarle algunas ramificaciones.
Además, hay que elegir buen el momento en el que se realiza la poda. En general, para tratamientos más bruscos, en los que se va a recortar una superficie importante del ejemplar, es mejor esperar a la primavera. Mientras, si se trata de una rebaja de mantenimiento se puede hacer en cualquier momento.
En cuanto a las herramientas necesarias, si se trata de retirar las hojas y ramitas más finas, basta con una pequeña tijera, siempre bien afiladas. Con ella haremos cortes limpios, uno dos centímetros por encima de la hoja elegida, para no afear pero tampoco afectar al brote.
El ficus segrega una sustancia lechosa que se llama látex y no es otra cosa que la savia de la planta. No la retires, porque contribuye a que la herida cicatrice mucho mejor. Recuerda que la poda no es una acción imprescindible para la vida de la planta en general, así que no abuses.